Si desean aportar su propia experiencia por favor no duden en hacerlo. Sería interesante crear una especie de foro/debate sobre el tema.
Hablamos con Jill Stribling, directora y Fundadora del centro English for Fun, para saber lo que buscan los padres, qué implica el bilingüismo y cómo hacer que nuestros hijos aprendan otro idioma sin forzarlos.
¿Cómo son los niños bilingües?
Existe la creencia de que ser bilingüe solo se puede conseguir si el niño empieza a hablar simultáneamente dos idiomas, pero Jill Stribling no está de acuerdo: "es un mito que no se pueda ser bilingüe pasada cierta edad", asegura. Aunque lo ideal es comenzar en paralelo, se puede ser bilingüe aprendiendo más adelante.
"El 68% de la población es bilingüe -comenta Jill-. En los países del norte de Europa, o en Holanda y Bélgica, por poner algunos ejemplos, sus habitantes manejan simultáneamente dos idiomas. Países como España o Estados Unidos son los irregulares, los que se encuentran por detrás en el conocimiento de otros idiomas".
Jill sabe de lo que habla. Ella es estadounidense de nacimiento y española de adopción; lleva en este país más de diez años. Tras cinco años de trabajo en Estados Unidos como pedagoga y psicóloga, materias en las que cuenta con una sólida formación universitaria, llegó a España para trabajar en el Colegio Americano de Madrid donde impartió clases hasta 2008, año en el que decidió emprender su aventura: English for Fun.
A lo largo de estos años, Jill ha aprendido que se puede aprender un idioma y ser bilingüe si se estudia de la manera adecuada. Ella ha encontrado ese método: que los niños se diviertan mientras aprenden. "Lo más gratificante es verles llegar sonriendo a recibir sus clases".
"Cualquier niño puede ser bilingüe", asegura y añade que las personas bilingües no solo tienen la ventaja de saber hablar en otro idioma, con los beneficios que eso reportará a nivel profesional, sino que también condiciona psicológicamente: "los niños bilingües son más creativos, desarrollan el cerebro de manera diferente y tienen una mayor autoestima".
Aprender bien
Una apuesta segura es la inmersión total en el idioma. Cursos de inglés en los que no se hable en español facilitan que los niños se acostumbren a escuchar otra lengua, a su fonética y expresiones y lo asocien con las personas que siempre le hablan en ese idioma.
No hay que dar importancia a que los niños se resistan a hablar en inglés. Es totalmente normal que busquen comunicarse en el idioma con el que se sienten más cómodos. Poco a poco irán arriesgándose porque, con este tipo de lecciones "por inmersión" tendrán que comunciarse en ese idioma para participar en las actividades.
Si los niños se sienten presionados acabarán bloqueando el idioma y será más difícil que disfruten con el aprendizaje
Un error muy común que cometen los padres es presionar, sin darse cuenta, a sus hijos. El típico "dime algo en inglés" cuando les recogen a la salida de clase actúa de forma muy negativa sobre los pequeños.
Si se sienten presionados, acabarán bloqueando el idioma y será más difícil que disfruten con el aprendizaje y, por lo tanto, que aprendan.
Por otro lado, el cerebro necesita un tiempo para poder lanzarse a hablar en otro idioma. "Es como sumar", comenta Jill, "es imposible que un niño aprenda a sumar sin conocer antes los números". Intentar que el primer día de clase hablen en inglés es como pretender que hagan sumas de tres cifras cuando aprenden los primeros números.
Es importante que los padres comprendan que aprender un idioma lleva un tiempo. De hecho, los primeros 6 meses a un año, son lo que se llama "el periodo de silencio", un tiempo necesario durante el cual el niño es incapaz de hablar en inglés, pero su cerebro está trabajando. Un día, de repente, comenzarán a construir frases correctamente.
Una apuesta segura es la inmersión total en el idioma. Cursos de inglés en los que no se hable en español facilitan que los niños se acostumbren a escuchar otra lengua, a su fonética y expresiones y lo asocien con las personas que siempre le hablan en ese idioma.
No hay que dar importancia a que los niños se resistan a hablar en inglés. Es totalmente normal que busquen comunicarse en el idioma con el que se sienten más cómodos. Poco a poco irán arriesgándose porque, con este tipo de lecciones "por inmersión" tendrán que comunciarse en ese idioma para participar en las actividades.
Si los niños se sienten presionados acabarán bloqueando el idioma y será más difícil que disfruten con el aprendizaje
Un error muy común que cometen los padres es presionar, sin darse cuenta, a sus hijos. El típico "dime algo en inglés" cuando les recogen a la salida de clase actúa de forma muy negativa sobre los pequeños.
Si se sienten presionados, acabarán bloqueando el idioma y será más difícil que disfruten con el aprendizaje y, por lo tanto, que aprendan.
Por otro lado, el cerebro necesita un tiempo para poder lanzarse a hablar en otro idioma. "Es como sumar", comenta Jill, "es imposible que un niño aprenda a sumar sin conocer antes los números". Intentar que el primer día de clase hablen en inglés es como pretender que hagan sumas de tres cifras cuando aprenden los primeros números.
Es importante que los padres comprendan que aprender un idioma lleva un tiempo. De hecho, los primeros 6 meses a un año, son lo que se llama "el periodo de silencio", un tiempo necesario durante el cual el niño es incapaz de hablar en inglés, pero su cerebro está trabajando. Un día, de repente, comenzarán a construir frases correctamente.
Mi aportación personal
Efectivamente, el concepto de bilingüismo ha cambiado en las
últimas décadas, especialmente en países donde coexisten dos o más lenguas y
también en Europa donde se ha impulsado mucho el intercambio y el aprendizaje
de idiomas a nivel de Unión Europea.
Ciertamente los países del norte de Europa son realmente
ejemplo de una convivencia natural entre la lengua materna (L1) y la lengua extranjera
(L2). En su mayoría no son países
bilingües pero funcionan en dos o más lenguas con fluidez y como sin darle
importancia.
España, aunque irregular, es un caso interesante. El bilingüismo no se extiende a todo el país
sino que existe en varias comunidades autónomas y con lenguas diferentes. En algunos casos el modelo de
enseñanza/aprendizaje bilingüe en estas comunidades ha quedado realmente
politizado y es complicado aplicar algunas de sus estrategias a nuestra
enseñanza bilingüe en Andalucía.
También diferente es el caso de EEUU, donde varias oleadas
de inmigrantes introdujeron distintas lenguas que quedaron dentro de las
comunidades que las hablaban, sobretodo chino, italiano, y yiddish entre los
emigrantes judíos. En la actualidad el
mapa lingüístico del país está cambiando con las comunidades latinas y al
paulatino crecimiento de las mismas. El
castellano está realmente estableciéndose de forma sólida en muchos estados, y
eso inevitablemente cambiará el sistema educativo y, en lo que al bilingüismo respecta,
el concepto tradicional de lo que era ser bilingüe.
La idea de considerar bilingüe a la persona que hablaba dos
idiomas sin acento extranjero y a la perfección, ha dejado de dominar en los
debates entre lingüistas. Pero es cierto
que continúa existiendo sobretodo entre hablantes y países monolingües. Algunos padres/madres hasta consideran que la
enseñanza de otras materias en una lengua extranjera retrasa el aprendizaje de
las mismas ya que el alumno no habla de forma fluida la L2. También muchos docentes de L2 y de áreas no
lingüísticas (Ciencias Naturales, C Sociales, Plástica) tienen ese concepto
poco flexible de lo que es ser bilingüe.
En este momento estoy configurando unas Jornadas de Bilingüismo para
asesorar al Centro de Profesores de Orcera y una de mis ponencias tratará estos
conceptos ya que muchos docentes deben actualizarse.
Hay infinitas experiencias de bilingüismo, creo que tantas
como hablantes de dos o más lenguas. A
modo personal, yo misma estudié Historia del Arte en King's College London y
aprendí la técnica de escribir ensayos a nivel universitario en inglés, cosa
que no había hecho en mi lengua materna porque cursando estudios de Magisterio en España no se trabajaba de la
misma forma. Más tarde cursé un Master en
Literatura Brasileña, estudiando textos literarios en una L3 (portugués) a través de la lengua
inglesa como lengua vehicular. Es
interesante como no me resulta problemático analizar una pintura en inglés con
gran fluidez de ideas o literatura en portugués, mientras que en mi lengua materna me resulta más difícil
expresar las mismas ideas. Es un
claro ejemplo de que un hablante nativo no domina totalmente todos los aspectos
de su propia lengua. Todo esto son diferentes experiencias de uso de otras
lenguas que pueden llamarse experiencias de bilingüismo.
En cuanto a niños/as adquiriendo y funcionando
académicamente en una lengua extranjera, he trabajado con una variedad de situaciones
que confirma esa opinión de Jill que también comparto. Catorce años como docente en escuelas públicas
en Londres dan realmente para ver muchas experiencias de bilingüismo y
adquisición de una L2. Por ejemplo para
mis alumnos/as de origen bangladeshi o pakistaní, el inglés era la L3, e
incluso la L4. Algunos hablaban
bangladeshi, silheti y árabe (obligatorio para leer el Corán) y además
inglés. Funcionaban con o sin los mismos
problemas que sus compañeros monolingües.
Experiencia interesante es mi trabajo durante cinco años como
asesora de bilingüismo y adquisición del otras lenguas junto con el Refugee
Council (Consejo de Refugiados) también en Londres. Establecer un programa de acogida de menores
asilados o refugiados en el que la adquisición de la lengua del país de acogida
es una prioridad, permite de nuevo otra visión de lo que es el bilingüismo y el
uso de una lengua que no es la materna.
Como bien comenta Jill, el periodo de silencio debe ser respetado, y en estos
casos era algo fundamental. Niños
de países como Burundi, Ruanda, Congo, Somalia, Afganistán y la antigua
Yugoslavia llegaban al Reino Unido con experiencias tan traumáticas que
respetar su silencio era crucial. Aun
así, funcionaban y aprendían. Trabajé
con un niño de siete años procedente de Ruanda que no pronunció palabra durante
su primer año y medio de estancia en Londres. El día que decidió hablar lo hacía con
fluencia. La suya es otra experiencia de bilingüismo que ilustra lo
que estamos comentando y evidentemente muy diferente de la de nuestros/as
alumnas en el CEIP “Sebastián de Córdoba” puedan tener.
El proceso de enseñanza/ aprendizaje debe ser algo lúdico y
basado en la experiencia directa y personal del alumno/a. Esto evidentemente es extrapolable a otras
materias aparte de los idiomas. El
sistema educativo debe dejar de lado el aprendizaje repetitivo de contenidos
para proponer experiencias que permitan a nuestros niños/as desarrollar habilidades
y competencias aplicables a diferentes campos del saber. Debemos enseñar lo que es "aprender a aprender", de
forma que ellos mismos investiguen, descubran y
apliquen lo aprendido a nuevas situaciones, ya sean en la escuela y/o en la vida real.
La adquisición de una lengua es un proceso realmente lento,
algo que también comenté a los padres/madres en las reuniones de bilingüismo
que hemos tenido. Es como internarse en
un bosque oscuro que al principio nos parece infinito ya que no conocemos sus
límites. Pero poco a poco, la luz se va
filtrando y todo va encajando. Y es
verdad que un día el que ha entrado en ese bosque comienza a andar de una forma
más sólida y segura. Ese día es cuando,
de repente, comienza a comunicarse en esa lengua que no es la suya, aunque no
se exprese con total corrección gramatical.
Lo crucial es que consiga establecer la comunicación con el otro.
En el aprendizaje de una lengua están totalmente implicados
las emociones y sentimientos tanto de docentes como
de alumnado. Es crucial por lo tanto
trabajar la Educación Emocional dentro de este marco de
enseñanza/aprendizaje. Es fundamental
que el docente tenga presente la existencia de las Inteligencias Múltiples y
planifique tareas y actividades que desarrollen aquellas a través de la L2 como
lengua vehicular.
Es interesante que el concepto de inmersión total en la
lengua extranjera está cambiando también.
Las investigaciones de los últimos 15 años están demostrando la
importancia del uso de la L1 y L2 en la misma clase y valoran menos la
inmersión total en la L2 como única forma de aprendizaje de esta. Cuando el profesor y el alumnado usan las dos
lenguas indistintamente, resulta en lo que se ha llamado "code
switching" (cambio continuo de código).
Esto da gran plasticidad y flexibilidad a los procesos que tienen lugar
en el cerebro a la hora de adquirir una nueva lengua, y que a su vez son
aplicados por el alumno/a en otras situaciones de aprendizaje y materias.
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